Una de espías: seis jacintos, una rosa y un capullo (Por Aurora G. Pérez)

La política es el paraíso de los charlatanes. George Bernard Shaw

Escuchando: Joaquín Sabina y Torrente "Semos Diferentes”

Permítanme que les relate una pequeña historia que hace unos días me contaron, y que todavía hoy no he salido de mi asombro.

Érase un grupo de jóvenes activistas que deciden aunar sus esfuerzos para lograr cumplir una misión totalmente altruista en beneficio de la defensa de las libertades ciudadanas. Para lograr sus objetivos, trazan un plan en el que incluyen todos los aspectos relevantes que tenían que tener en cuenta para garantizarse el éxito de la misión, planificando todos los extremos de intendencia al objeto de que el más insignificante error, no empañara tan admirable iniciativa.

Todos se enrolan en una aventura cuya envergadura, iba mucho más allá de lo que ellos eran capaces de ver. Temprana edad, unida a la frescura y espontaneidad en la toma de decisiones, le convertían ciertamente en una bomba de relojería, ya que eran incapaces de advertir el riesgo y peligro al que se iban a exponer; dejando familia y amigos, estudios, obligaciones múltiples, diversiones; sueños aparcados momentáneamente, y seguramente algún amor despistado; pero que no les importaba en absoluto ante la misión que se habían marcado: luchar en defensa de las libertades de los ciudadanos. ¡Oh, cielos!, quien de nosotros no ha sentido la necesidad imperiosa de poder luchar junto a otros, codo con codo, con el ánimo crecido por el apoyo y respaldo del compañero; por defender aquello en lo que creemos. A lo largo de nuestra vida hay múltiples momentos para hacerlo, pero solamente una edad para establecer un mini-paréntesis en tu existir diario para realizar tan noble acción. Se sintieron todos a una, todos, caballo de Troya, pero a cara descubierta y sin nada que esconder bajo el brazo, excepto uno.

El discurrir diario estaba repleto de múltiples obligaciones, directrices y acciones, no siempre fáciles de cumplir, pero que al final la cordura, convicción y unión, lograban la aceptación por parte de todos, aunque a veces, esta viniese de la mano de la imposición, disciplina que a veces se hace necesaria, por supuesto, siempre que la misma se realice dentro del marco de los principios democráticos. Pero lo más importante, era la complicidad, la confianza mutua, el apoyo unánime, ¡perdón!, casi unánime (en todos los grupos, siempre aparece un miembro negativo y de vil intenciones).

Muchos momentos de gran tensión por el ámbito en el que se encontraban, auspiciados por ciudadanos impresentables y contrarios al Estado de Derecho, que les increpaban con insultos tales, que en más de una ocasión hicieron despertar en ellos el temor, el miedo, sentirse muy pequeños en referencia al mal que podía irrogarles, la experiencia y trayectoria pública vivida por la ciudadanía, confirmaba estas sensaciones.

Bromas absurdas, conversaciones intrascendentales, a veces, con tinte rosa e incluso amarillo, provocaban oleadas de risas capaces de lograr disipar los momentos de tensión; eran esos momentos en los que todos daban rienda suelta a sus pensamientos; todos libertarios de los suyos, incluido el que tenía que cumplir una doble misión. La libertad de expresión era la característica común en todos sus debates y conversaciones, donde cada uno decía lo que creía y quería, con el respeto, gracia y saber estar, propio de lo que son, ciudadanos sin complejos íntegros en sus principios, al no dejarlos relegados a ningún ideario teórico, llevándolos a la práctica en su día a día; con la convicción y el derecho de poder expresar sus opiniones sin coacción; poniendo en práctica todo lo que defendían: LA LIBERTAD, en el amplio sentido de la palabra.

La defensa de un Estado Democrático sin el uso y disfrute por parte de sus integrantes de los principios que conforman su marco, es manifiestamente hipócrita, engañosa y ruin, al jugar plenamente con las ilusiones y esperanzas de ciudadanos inocentes, ávidos de esperanza democrática, teniendo necesidad imperiosa de apoyar a aquel que sea capaz de luchar y debatir en defensa de la misma.

Uy, creo que me estoy poniendo algo trascendental; así que será mejor continuar con nuestro relato.

De noche, en la soledad del camastro (había que echarle mucha imaginación para sentirlo cama, según expresión unánime del grupo), cada uno a solas con sus pensamientos, era el momento de procesar todo lo vivido durante la jornada, repasar cada una de las acciones llevadas a cabo, analizar las discusiones, protestas, enfrentamientos, así como las agresiones verbales (algunas, ni tan siquiera las consideraron tales, ante la falta del don de la traducción). Era el momento de echar de menos a la familia, amigos, actividades diarias; el ámbito espacial en el que cada uno nos sentimos reyes de nuestra propia existencia. El momento de analizar porqué estaban allí, qué les había impulsado a dar ese paso; haciendo una pausa en el desarrollo de sus sueños y regalar todo lo que eran, a una causa en la que se sentían un granito, frente al mar de arena; lo tenían claro: LUCHA POR LA LIBERTAD, justificaba tan noble decisión.

Ciertamente, las grandes revoluciones y logros que los ciudadanos han logrado a lo largo de la historia, ha sido gracias a personas con espíritu no conformista y pensamiento crítico; no tengo conocimiento de que ningún cobarde haya ganado alguna vez una batalla. Aunque por desgracia, si tenemos constancia, que en momentos de grandes crisis, es tiempo abonado para la aparición de líderes sin escrúpulos que se ponen el mundo por montera, y quienes en nombre de la ciudadanía y la libertad no tardan en convertirse en grandes dictadores, arropados por rebaños de ovejas, que como tales, actúan impulsados por el pensamiento e instrucciones de su amo y señor; múltiples ejemplos nos muestra nuestra historia.

Vaya, nuevamente me he ido del relato, retomémoslo otra vez.

Discurrieron bastantes días y recorrieron muchos kilómetros llevando su mensaje a todos los rincones que los medios les permitía. Mensaje entregado siempre con la palabra amable de quien sabe lo que defiende, con una amplia sonrisa, incluso para quien de forma déspota rechazaba la misiva, pero que se veía altamente compensada por aquellos ciudadanos que los recibían con simpatía, dándoles su apoyo y ánimo para continuar, y quienes no dudaban en advertirles en algún momento del riesgo de estar o pasar por algún lugar y de algunos personajes.

El último día, todos rotos físicamente, pero con el ánimo crecido ante la labor impecable desarrollada, viéndose arropados por todas las personas que sintiendo una infinita gratitud, les alzaron por un momento al olimpo de los dioses; reconocimiento llegado desde todos los rincones y por múltiples voces que han visto y vivido en primera persona tan admirable acción.

Pero todo no podía ser tan idílico, alguien debía empañar lo que tanto esfuerzo ha costado a este pequeño gran grupo, personas de gran valía personal, quienes han demostrado su integridad y valentía a lo largo y ancho de su recorrido. Alguien, con la misión de buscar y hallar trapos sucios, al objeto de que otros lo puedan utilizar, valiéndose de la plena confianza y de los instrumentos más viles para lograrlo; con claro abuso de la confianza, aprovechando el marco impagable de la honestidad, transparencia, convivencia intensa y grupal, vulnerando y vendiendo al resto del grupo, a semejanza de Judas con Jesús el Nazareno (me considero laica, por si el ejemplo induce a confusión, pero no encontraba otro ejemplo más idóneo) donde la libertad de expresión era la nota más relevante, quién la había ejercido en plenitud, y omite cualquier referencia a sí mismo, al objeto de quedar al margen de tan sucia misión; sí sucia, porque se realiza con claro abuso de confianza y bondad de cada uno de los miembros; explotando al máximo el marco tan reducido en el que conviven tan intensamente los días del recorrido; acciones, que tantas veces hemos reprobado a otros grupos, y que por el volumen y tamaño comparativo del ámbito en el que se circunscribe, la caracteriza de mayor gravedad.

Brindo mi apoyo a todos los que de forma desinteresada donan su tiempo, esfuerzo y saber, a causas como ésta, digna de admiración y no de intrigas, y vaya mi repulsa contra todos los que carecen de pensamiento crítico, dignidad personal y honorabilidad suficientes, quienes actúan de forma hipócrita y oscura, prestándose a misiones tan innobles.

Despierta siente la esencia de la humanidad, protesta, niégate a realizar aquello que es contrario a la ética y moral democrática, lucha, revélate, y une tus fuerzas a la de los que día a día luchamos al objeto de lograr construir un mundo mejor. ¡Brindo por todos vosotros!, sí, incluso por el “capullo”, ya que sin los desviados como éste, no sería posible la comparación, imposible distinguir el bien del mal, el honesto del deshonesto, el tirano del demócrata, etc. ¡Brindo! por todas y cada una de las personas que no ocupan su tiempo, sino que construyen y trabajan su tiempo, mirando al futuro y al prójimo, y colaborando para alcanzar ese mundo mejor, aunque sean otros quienes disfruten de él.

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