miércoles, 29 de septiembre de 2010

EN GALLINERO AJENO

ÁNGEL SORIA

 Foto tomada en el barrio de El Gallinero (El Mundo.es)


Nos descubre el postulante profesor Ortega Gutiérrez en El Imparcial que no existen los mundos de yupi. Lo hace desde una columna titulada “La Cañada Real: real vergüenza para todos”. Nos cuenta el profesor cómo ha descubierto, de la mano de los tigretones y las panteras rosas del Consejo Local de Madrid, el Bronx madrileño. Dice que “mucha gente piensa que hay que irse a África o Sudamérica para ayudar a los más pobres cuando los tenemos junto a nuestras casas”. Nos habla de que pese a las malas condiciones de La Cañada, es “El Gallinero la parte más abandonada, junto con la zona donde transitan los toxicómanos y se mueve todo el mercado de la droga”. Nos dice que a lo largo de La Cañada “conviven españoles con rumanos, marroquíes y gitanos”. 
 
Vamos a ver, profesor. Seguramente, y dado que La Cañada Real Galiana es paso de ganado ovino ha debido confundir usted las churras con las merinas. No se preocupe que suele ocurrir y no es tan grave. No obstante y siguiendo las enseñanzas del Maestro vamos a ver si podemos enseñar a quien no sabe.
En La Cañada viven españoles, rumanos, marroquíes y gitanos. ¿Quiere esto decir que los gitanos no son ni españoles, ni rumanos, ni marroquíes? ¿Cree usted, ilustre jurista, que los gitanos no tienen nacionalidad? ¿Cree usted que el término gitano es antónimo de ciudadano? ¿Recuerda el Título 1. De los derechos y deberes de la Constitución Española? ¿Recuerda usted todavía el ius sanguinis?. 
 
En El Gallinero no existe droga. Quien diga esto, miente. Así de rotundo. En El Gallinero subsisten -que no viven- gitanos rumanos exclusivamente. El Gallinero es, efectivamente, lo más desfavorecido, pero ni existen drogas ni nada similar. Es El Gallinero, repito, donde se encuentra no la parte más abandonada -para que algo esté abandonado, el resto debe, estar necesariamente, cuidado- sino el culmen del abandono. Pero ocurre que no es exactamente cierto lo que usted dice cuando se refiere a que los responsables políticos y la Administración brillan por su ausencia. De hecho, la oportunidad de esta, su columna, viene por la visita que esta misma semana ha girado la presidenta de la CAM, doña Esperanza Aguirre, al Centro de Escolarización de menores Henry Dunant. Es de la lectura de la prensa y no a través de los bollicaos magentas donde usted se ha enterado de que existe El Gallinero. 
 
Tampoco es cierto que haya que irse hasta el culo del mundo para encontrar pobreza. Gallineros ha habido demasiados, desgraciadamente, y no solo en Madrid. Pregunte usted a su asesorada por ciertos barrios de Bilbao cuando ella era Consejera de Comercio, Consumo y Turismo. Pregunte usted a su asesorada cómo, mientras esto pasaba en Bilbao, el Gobierno Vasco gastó 138 millones de pesetas en viajes al extranjero, de los cuáles el 80% correspondía a la Consejería de su asesorada. Doña Esperanza sí ha visitado el Centro donde estudian esos niños; su asesorada nunca lo hizo en Bilbao.
 
Y es que, mi querido profesor, en El Gallinero ya no quedan niños sin escolarizar. Desgraciadamente no asisten a diario al Centro por su carácter nómada; pero están escolarizados y están practicando hábitos hasta ahora desconocidos por ellos: la higiene, el castellano y las más elementales normas de urbanidad. Todo ello, profesor, pagado por la Comunidad Autónoma -como no podía ser menos- pero hay que decirlo, profesor, si no estaremos torciendo la verdad, como con lo de los bollycaos. El Centro, para mayor información, está gestionado por Cruz Roja Española y algunos miembros de esta institución llevamos tres años trabajando con estos niños y con muchos otros que están sufriendo la más absoluta pobreza, la inmigración y el rechazo. Algunos lo hacen de forma voluntaria y le aseguro que no son tantos por lo que, muy agradecido, le esperamos para que usted pueda ofrecernos lo mejor de sí mismo: su tiempo libre. La demagogia, mi querido profesor es mala consejera, especialmente cuando se lleva a cabo con los más desfavorecidos. Mire usted. Es cierto que el gasto de Serrano es asqueroso y ha de avergonzarnos. Pero antes de ver vigas miremos nuestras pajas -con perdón-. El gasto de Serrano es menor, que duda cabe, que gastar una pasta en sedes parlamentarias tipo Ambiciones, pero si queremos criticar los gastos suntuarios hagámoslo primero con los nuestros. No vale aquí decir que el gasto de Serrano se llevó a cabo con dinero de todos. Ambiciones se está pagando, asimismo, con las subvenciones de todos que reciben los partidos. Así pues, profesor, hablemos de soluciones para este drama y dejémonos de quiénes votan y quiénes no. Si bien es cierto que, posiblemente, los 10.000 niños de La Cañada y sus familias no votan, no es menos cierto que ustedes los políticos profesionales -y quienes se postulan para serlo- han conseguido que millones de españoles tampoco lo hagamos. Y no por no recibir ayudas de las instituciones sino por ser ustedes lo que son y por representar lo que representan.
 
Para pontificar sobre un tema hay que tener, en primer lugar, información de primera mano. Yo le animo, profesor, a que se una usted a los hombres y mujeres que, cada día, recogemos a los niños en El Gallinero, les acompañe usted durante todo el día y juegue con ellos al devolverlos al inmundo hogar que les espera a la vuelta. Así verá usted cómo ríen cuando le vean a usted esquivar las ratas que a ellos les son tan familiares. Ánimo, profesor. Aquí le esperamos. Mientras, pienso que se ha metido usted en Gallinero ajeno. Atentamente.

0 Lengüetazos: