lunes, 20 de septiembre de 2010

Algunas notas sobre los Acuerdos de capital “Basilea III”

URBANO LÓPEZ



El domingo 12 de Septiembre vieron la luz los conocidos como Acuerdos de capital “Basilea III”, elaborados por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, el cual tiene como misión formular normas generales y directrices de supervisión bancaria y recomienda las declaraciones de buenas prácticas sobre la misma. Se da respuesta así al encargo que le efectuó el G-20, que volverá a reunirse en noviembre del presente año en Seúl para debatir dicho texto, que posteriormente deberá ser ratificado por los Gobiernos nacionales. Su entrada en vigor sería gradual, desde inicios de 2013 hasta la finalización de 2018.

Basilea III prevé aumentar las exigencias de capital en cuanto cantidad y calidad, es más riguroso con el endeudamiento bancario, impone mayores requisitos de liquidez y fomenta nuevas dotaciones preventivas a las entidades crediticias. Se les obliga,consecuentemente, a disponer de más fondos propios y activos líquidos.

En concreto, se exige que las reservas de capital de máxima calidad pasen del 2% al 4,5% respecto a los activos ponderados por riesgo. El Tier 1, que abarca más categorías de activos, se incrementa del 4% al 6%. El Tier 2, que amplía tales categorías aún más, seguirá en el 8%. Igualmente, se establece que las entidades financieras deberán tener una dotación (colchón) adicional del 2,5%, que deberá conseguirse a través de activos con categoría de “core capital”, suponiendo el incumplimiento de este margen adicional derivará en restricciones en el reparto de dividendos y bonus. Esto eleva los requerimientos totales de capital al 10,5%. Además, Basilea III contempla unas reservas “anticíclicas”, cuyo volumen será fijado de forma discrecional por los Gobiernos, y que oscila entre el 0% y el 2,5%.

Esto supone un avance claro respecto a la situación precedente, pues las entidades tendrán unas exigencias de solvencia que hasta ahora no se requerían. Ello, a su vez, probablemente dará lugar a un crédito más caro y menos accesible, así como a unas rentabilidades financieras de las entidades bancarias menores, pero no obviemos que una de las causas de la crisis actual ha sido que las entidades han actuado de la manera opuesta, es decir, concediendo créditos de manera casi ilimitada, lo cual ha generado unas distorsiones económicas tremendas. Y es que el "dinero barato" durante mucho tiempo tiene sus consecuencias, como se ha visto. Quizá, para atacar aún más a la raíz del problema, deberían cambiarse también las normas que regulan la actuación de los propios Bancos centrales, que son los que han marcado tipos de intervención sumamente bajos y que han originado esas insostenibles expansiones crediticias. Tampoco se puede decir que estos acuerdos sean los mejores posibles, pero,en cualquier caso, si Basilea III acaba en buen puerto, las crisis futuras serán menos extremas.

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