"Tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el Derecho Natural, el Derecho fundamental que se basa en el respeto de todo ser humano, y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis cómo ese poder no podéis seguir detentándolo...."
Clara Campoamor, en el Congreso de Diputados el 1 de octubre de 1931
Desde mi más temprana adolescencia, he trabajado de forma activa por alcanzar objetivos personales y profesionales. El esfuerzo y perseverancia en las acciones se multiplicaba por dos, al tener que luchar paralelamente por lograr igualdad de trato y oportunidades. Estudios, trabajo, maternidad, más estudios, más trabajo, batallas dialécticas domésticas en la lucha por la igualdad y la corresponsabilidad derechos y obligaciones; sorteando múltiples obstáculos nada fáciles, con la firmeza y seguridad de defender los principios en los que creo, de estar haciendo lo correcto; lucha sin tregua que al día de hoy mantengo. Creo en la igualdad, entendida ésta como igualdad de oportunidades, donde cada uno seamos tratados con respeto en lo que nos diferencia; respeto por el que camina y crece a un ritmo diferente, por el que opina contrario a la mayoría, por todas las personas que defienden aquello en lo que creen, por supuesto, siempre dentro del marco que configuran los principios democráticos.
Los múltiples esfuerzos y avances sociales en materia de género en el mundo occidental, no han logrado al día de hoy la erradicación de la discriminación hacia la mujer; en muchos rincones del mundo son innumerables y muy graves la vulneración de Derechos Humanos hacia las mujeres; mujeres que carecen de los Derechos Fundamentales, sin voz ni voto, sin el derecho a decidir acerca de su presente más inmediato, donde su actividad queda relegada al ámbito estrictamente doméstico, sin que por ello, tengan reconocido ni tan siquiera el derecho a decidir; subordinadas íntegramente a la voluntad masculina, hasta en el más insignificante de los aspectos cotidianos.
Por suerte, en occidente, en el ámbito del mundo desarrollado, estamos en la vía idónea para la erradicación de la discriminación femenina. La gran mayoría de las mujeres disfrutamos de plenos derechos, libertad y autonomía. Hemos logrado la independencia y estamos en vías de lograr la superación, prácticamente en todos los ámbitos, de la inferioridad en las relaciones de poder con respecto al hombre. Aunque por desgracia de muchas mujeres, es en el ámbito familiar, sí, precisamente en éste, donde continúa las mayores cuotas de discriminación, disfrazadas y camufladas por el envoltorio de la intimidad, el amor y el bien familiar.
Respeto, por la mujer que libremente decide hacer un paréntesis en su carrera profesional al objeto de cuidar y educar a los hijos, siempre que su decisión sea libre, y no se vea condicionada por la falta de corresponsabilidad de obligaciones por parte de su pareja, quien en ningún caso, tiene derecho a decidir por ella, ni tan siquiera en apelación al bien familiar. Respeto, aunque no comparto, el deseo de aquellas otras, que quieren ser princesas, felices de comer perdices; siempre que su acción no haya sido inculcada e inducida para cumplir con esa función; considero una aberración la educación diferenciada, contraria a los principios democráticos, y al objeto de crear un prototipo de mujer idónea para cumplir unos objetivos prediseñados por un sector conservador de la sociedad actual, dirigida por y para....
Pero sobretodo, defiendo a aquellas otras que quieren tener, y tienen hijos, sin renunciar a su carrera profesional, que luchan día a día con voluntad firme para lograr alcanzar sus objetivos, sin dejar atrás la educación y cuidado de los hijos, sin la corresponsabilidad en las obligaciones por parte de sus parejas, quienes todavía en un porcentaje excesivamente alto, creen tener un derecho superior en la dedicación a su carrera profesional y personal, en detrimento de su corresponsabilidad familiar.
Por todo ello considero que hombres y mujeres debemos trabajar y aunar esfuerzos por conseguir lograr la igualdad real y efectiva, donde el diferente sea tratado con respeto a su diferencia. Es importante que trabajemos juntos abordando los problemas que nos preocupan a todas las personas, eliminando los estereotipos de papeles sexuales que obstaculizan el desarrollo potencial de la mujer, utilizando para ello las medidas sociales, jurídicas y educativas al objeto de cambiar las actitudes sociales y religiosas que han constituido o marcado la diferencia de trato y oportunidades a lo largo de la historia; las cosas no tienen el porqué seguir así, está en nuestras manos cambiarlo.
Pero esta labor debe realizarse desde la cooperación y corresponsabilidad sin distinción de género. Es necesario defender el principio de igualdad, si pretendemos fomentar los valores democráticos que deben regir nuestra sociedad. No es posible defender un Estado de Derecho, obviando y vulnerando los DERECHOS de un sector importante de la ciudadanía. Debemos exigir a las Autoridades y Poderes Públicos, así como a los medios de comunicación su compromiso serio y real en el fomento de estos principios y erradicación de cualquier signo de discriminación.
Mundo occidental super-desarrollado, sí, donde abanderamos la defensa y lucha por los Derechos Humanos, sí, es precisamente éste, el ámbito espacial en el que la mujer tiene que sortear múltiples obstáculos para poder estar en los órganos de dirección y poder, tanto públicos como privados: por ejemplo en la política, en la que por desgracia para todos, grandes DEPREDADORES, hacen la vida imposible y ponen trabas al objeto de que la mujer que destaque, quede relegada a funciones administrativas y de gestión, utilizando el veto y recurriendo al desprestigio personal, con la finalidad de hurtar cualquier oportunidad de participación, quizás ante el temor que pueda mostrar sus cualidades, y estas puedan conocerse y reconocerse; quien tiene la información y el control sobre la misma, tiene el poder, y lo utilizará evitando a quien pueda suponer un obstáculo en su camino, vetando y evitando las oportunidades de acción.
Múltiples y variados son los ejemplos que diariamente se dan, como corolario, tenemos la manipulación por unos y otros de las ministras, diputadas, mujeres, que se dedican a la política, quienes han sido objeto de menosprecio, insultos, sondeos y análisis, no por su labor profesional, sino por su aspecto y vestimenta, tanto por un sector ideológico como por otro.
En la Administración , en todas sin excepción, vemos con estupor el recurso a la discriminación positiva, nada favorable en la defensa de los derechos de igualdad de oportunidades, puesto que ésta sólo está logrando marcar aún más estas diferencias.
Espero y deseo, que llegue el día en el que desaparezca la celebración del 8 de marzo como día Internacional de la Mujer Trabajadora , como el símbolo que representa la discriminación, porque ese día, se habrá alcanzado la igualdad real y efectiva; yo contraria a una inmensa mayoría me siento y estoy integrada dentro del ámbito general de TRABAJADORES.
Aurora G. Pérez
3 Lengüetazos:
ya echaba yo de menos a las dos chicas más críticas, inteligentes y divertidas de la red. Sabía yo que algo teniais que hacer el 8 de marzo,
besitos desde Cádiz
Yes (womans) yes you can!
A mí me molesta mucho la utilización que hacen del tema de la igualdad los partidos políticos y los gobiernos, como bien se describe en los últimos párrafos. Creo que a ello ha contribuido la Ley de Igualdad, con la que discrepo.
Otra cosa bien distinta es la igualdad de oportunidades que, como se apunta en el post, es fundamental y clave. Esa igualdad de oportunidades justifica, por ejemplo, una adecuada lesgislación laboral que proteja a la mujer frente a determinadas desventajas que se puede encontrar durante su etapa profesional.
Esa igualdad es bien distinta a ese psudoigualitarismo que algunos tratan de imponer y que lo que genera son efectos claramente contraproducentes.
Un saludo!!
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