sábado, 15 de octubre de 2011

#15O: El malestar general pone en jaque a la clase política mundial

Foto vista en www.juventudsinfuturo.net
"Cuando la lucha de un hombre comienza dentro de sí, ese hombre vale algo"
AURORA FERRER.- En un tiempo en el que ser político goza con menos reputación que ejercer de prostituta, se contextualizan las movilizaciones del 15 de octubre y precursoras. El mundo está que arde, y todo se debe a gente tan inepta como los políticos, ejecutivos y banqueros que, agazapados como los cuervos bajo las sombrillas gubernamentales, han convertido nuestros países en chiringuitos clientelares en el que ellos gozan de más derechos que el resto.

No contentos con esto y con potenciar el peligroso ombliguismo egoísta de Occidente, este conjunto de lobbys, bobbys, o como quiera que se hagan llamar en su estúpido y vacío argot, se han apropiado de nuestra sociedad convirtiéndola en la propia megaestructura de su organización corrupta. Han endeudado al ciudadano, a través de acciones fraudulentas, con el único fin de llenarse los bolsillos (véase hipótecas basura y sucedáneos). Se ha acudido al rescate de los bancos, permitiendo una ilegítima actuación de éstos y dando a los grandes financieros el gran queso: que se llenen los bolsillos con sueldos desorbitados que proceden de bancos de dinero público. Se ha concedido a los políticos la oportunidad de seguir en el cargo aún todas las pruebas demuestren que debieran estar en la cárcel con una bola atada al tobillo. Ese es el mundo que nos han dado, pero a ninguno, todavía, se le ha caído la cara de vergüenza. Y muchos, como algunos de los que pueden estar leyendo esto, aún no se han levantado indignados de su butaca.

Pero no todo queda en eso, la pésima representación política de la que somos víctimas, se esfuerza cada día en realizar discursos vacíos de contenido y llenos de crispación en los sillones de nuestros congresos y parlamentos. Una silla pública que todos pagamos y que parece que nos da un poco de pereza vigilar si eso nos roba un solo minuto al día. Somos así: hemos sido abstraídos por el hedor del político y nos hemos convertido en anticomunaristas que preferimos darle la razón a un lerdo ladrón porque sale en la tele y tiene más popularidad que nuestro vecino de al lado, que lleva rastas y se queja del sistema.

Estoy de acuerdo también, en que el mensaje de anticapitalismo que se pronuncia tanto en las manifestaciones adheridas al #15M, me parece una chorrada bastante hipócrita que nos desprestigia más que ayudarnos. Todos somos capitalistas (piensa en tu forma de vida), y eso no debiera ser una cuestión negativa por razones de raciocinio puro. Otra cosa diferente, es el mundo capitalista que el conjunto de bobbies ha preparado con sumo mal gusto. Somos presos del diseño de un capitalismo interesado que gira alrededor de un grupo reducido de poderosos, pero eso no significa que el capitalismo sea negativo, ni mucho menos. Uno de los problemas, es que como una vez me dijo mi querido profesor Andrea Greppi, el capitalismo no se lleva bien con la democracia. La democracia es uno de los sistemas políticos más fáciles de corromper, y las nuestras están tan corruptas que, empezar de cero, parece una misión imposible y casi improbable. De ahí, supongo, que tanto escéptico se quede en el sofá y no asista a las movilizaciones ¿cambio? y... ¿cómo?. A mí lo único que se me ocurre es un puñetazo en la mesa al estilo islandés, pues la única forma de cortar un problema, en este caso, la ineficacia descarada de los representantes que hemos elegido, es de raíz. Si tenemos el derecho de ponerles ahí, tenemos el derecho de quitarles... y no con unas elecciones más icónicas que reales y absurdamente representativas. Si el que manda es el pueblo, como dice nuestra maltratada y apaleada Constitución, el pueblo debiera tener vías con las que cortar esta peligrosa situación que nos está llevando a todos a la ruina y de la que ya sabemos quienes son los máximos culpables. Solo tienes que militar un par de años en un partido para ver la cantidad de malas artes que se mueven al minuto (lo digo por experiencia propia). No se trata de elegir entre el malo y el peor, si no de ponerles a todos de patitas en la calle. Fus fus, adiós y portazo, eso es el cambio.

Hoy, de Tahrir a Wall Street,  el malestar ciudadano será protagonista en gran parte del mundo. 951 ciudades de 82 países (de momento), concentraremos nuestras fuerzas por decir una vez más "Basta". Un basta que ya sabemos que no causará el menor rubor de mejillas de nuestros mandatarios, pero que nos quedaremos muy agustito sacándolo mundialmente de paseo. La clase política demostrará, mientras tanto, lo único que sabe hacer: nada. Mirarán a otro lado y seguirán fomentando la ruptura entre la sociedad y su gobierno. Les hemos descubierto y no les interesa, para nada, escuchar nuestros reclamos.

Si bien los motivos de las manifestaciones en cada punto del planeta pudieran parecer tener motivos totalmente dispares, todos ellos se encuentran reunidos en uno solo: sabemos quienes son los culpables y les queremos fuera. Un único mensaje que viene como agua de mayo para el movimiento #15M en el que tantos han querido meter mano, que han ido malogrando su imagen, con la inestimable ayuda de gobiernos y fuerzas de seguridad, para que perdiera fuelle y el movimiento se perdiera entre la frustración ciudadana. Por supuesto, a todo este circo obsesionado con acallar la voz del pueblo, gobernador legítimo de su país, no le han faltado los palmeros habituales: la derecha obscena, que al ritmo de Losantos o Intereconomía, han bailado el baile teledirigido del robot. Ellos, los primeros crispadores agotadores que tanto se quejan y que nada hacen más que echar un voto que saben de antemano y que hace tiempo que no piensan ¿para qué hacerlo? Yo sin mi pin en la chaqueta no soy nadie.

Y eso, señores, es nuestra comunidad. Se forma de buitres, capillitas, estafadores, políticos de tres al cuarto y palmeros, que aún hoy, hay que explicarles porque estamos indignados y salimos a la calle, mientras ellos siguen anclados en una sociedad que ya no existe, en la que conviven en su nube, en algunos casos con apoyo incluso del Opus Dei, totalmente alejada de la sociedad real y, por supuesto, del más mínimo raciocinio. A vosotros y a los buitres solo deciros una cosa: no os agarréis tanto a la poltrona porque os queda poco tiempo: vamos a haceros una oferta que no podréis rechazar. Hoy más que nunca, hagamos una reverencia ante la existencia de las redes sociales que han permitido semejante acción globar de unir a todos los ciudadanos bajo un mismo mensaje.

¿Y tú? ¿Eres de los que se quejan o de los que tragan? Pues eso... te esperamos en el hastag de Twitter #15Oready y en #yosalgo15O y en las calles de todo el mundo. Mientras tanto... inspírate, como bien han dicho varios sociólogos: estamos viviendo "un acontecimiento en mayúsculas".




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