Nos dicen, que se ha dicho, que dijeron, que Alfredo Pérez Rubalcaba, este hombre que da miedo solo con su presencia hertziana, se puso en jarras frente a Tomás Gómez y le dijo: “Enfrentarse a Zapatero tiene consecuencias. Tú verás”. Dice el ministro Alonso que no fueron amenazas, sino que Rubalcaba le hablaba como socialista, y no como ministro del interior. No sé, la verdad, qué acojona más. Para mí que lo segundo. Yo a Pérez Rubalcaba me lo encuentro como ministro y me la trae al pairo; pero si me lo encuentro como socialista me voy de vareta como los palomos. ¡Vamos que si me voy!.
¿Significa esto que Gómez está más perdido que Carracuca? No. Yo soy de la opinión que en estos momentos lo peor que le puede pasar a ser humano alguno es que Zapatero te haga un cariñito. En ese momento la has cagado. Va Zapatero y te dice “hombre, caballero, -en esto del tratamiento es como un camarero de Usera- qué bien le veo” y en ese momento hágase usted mirar por el médico pero cagando leches. A Gómez le llaman en Ferraz “Tomás Gary Cooper”, por aquello de “Sólo ante el peligro”, pero Tomás tiene sus apoyos, no crean.
A babor está Juan Barranco; a estribor Matilde Fernández y Peces Barba. A proa Julio Feo y a popa, con perdón, Torres Mora, diputado y ex estrecho colaborador de Zeta. Hombre, pensarán ustedes que estos apoyos, comparados con los de Trini (Zeta, el aparato y los hermanos Castro) no tienen nada que hacer. No crean. También Tomás cuenta con Maru Menéndez, la hija de Camilo el del golpe, -no el del premio- y con la totalidad de los militantes salvo, claro, los que Tomás se cargó en Móstoles y que Trini ha perdonado para mayor gloria mundi.
Maru Menédez ha asegurado hoy en el programa La Palestra que ve a la candidata a las primarias Trinidad Jiménez más como ministra que como candidata ¿Pero qué coño les pasa a estos socialistas en la vista? A ver si lo que tenía Pepiño no eran cataratas sino que veía a los ministros como candidatos, a los candidatos como ministros, a los socialistas como a Rajoy y a Rajoy como el apóstol Santiago. Pues lo siento Pepiño, pero Luis Fernández Vega no opera de esto. Esto te lo tiene que mirar Luis Rojas Marcos cuando te pases por Nueva York.
Y a todo esto ¿qué opina Felipe González? ¡Ah!, no se sabe. Don Felipe está de viaje de novios y no se mete en cosas de familia. Ya se lo dije yo a Guerra antes de que pasase lo que pasó, dijo en tono secreto; “quien tenga hijas en edad de casar, que se abstenga de opinar”.
- Oiga, don Felipe, es que no le he entendido, dice don Dimas, sería tan amable de ampliar un poco su respuesta.
- Claro, abuelete, como no. Quería decir que como sé que te gusta el arroz con leche, debajo de la puerta te pongo un ladrillo.
- ¡Ah, claro!; ahora lo entiendo. Es un haiku ¿no?
Ve usted, como con su experiencia a todo se llega. Explíquele ahora, si es que usted puede, al aparato del partido lo que usted ha sido capaz de coger a vuela pluma...
- No, don Felipe. Si yo no voy a votar en las primarias. Yo no soy ni de Madrid, ni socialista.
- Ya lo se, yo tampoco soy socialista, ni de Madrid. Y aquí no pasa na ¿verdá?
Pues claro, don Felipe. Aquí no pasa nada..., salvo Rubalcaba como socialista y no como ministro.
- Pero don Matías, ¿no decía usted que no podía correr?. Vuelva, hombre. Que era broma...
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