Lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible. Esta frase lapidaria parece ser que fue pronunciada por Charles-Maurice Talleyrand Perigord, ministro de asuntos exteriores de Napoleón. También fue pronunciada, al parecer, por Rafael Guerra Bejarano, alias Guerrita, torero de mucha clase, segundo califa y famoso también por sus salidas de tono como aquella de cuando le preguntó a Ortega y Gasset su profesión. Soy filósofo, contestó Ortega y Guerra apuntilló: "hay gente pa tó". Pues es cierto. Lo siento, don Charles-Maurice, pero nuestro torero lo clavó: hay gente pa tó, y por tanto, lo que no puede ser, hay veces que sí lo es. Con el permiso de ambos voy a tratar de demostrarlo.
Dice cierto profesor que en una de sus elucubraciones ha dado con el quid de la cuestión en lo referente a la operación de los clisos de don José Blanco y su posterior recule: no ha existido ningún presidente de gobierno con gafas. Yo le dije al profesor que no era así; que Calvo Sotelo fue presidente y gastaba gafas. Claro, me dijo el profesor, pero Calvo Sotelo no ha de contar por haber estado menos de dos años en el cargo y de hecho, me dice, mira como salió. Blanco debió pensar lo mismo y, al recordar a don Leopoldo, reculó en su pretensión de corregirse la vista y así, al paso, se ahorra críticas por ir al sanatorio de los famosos en lugar de operarse por el seguro.
Esto deberían tenerlo presentes los candidatos de las próximas elecciones generales. Por ejemplo, en el partido con nombre de diputada no podría ser candidato Javier García nosecuantos. Si podría serlo, porgamos por caso, sor Carcunda de Escrivá que tiene la vista despejada y un niño nasio pa votá.
Hay oficios en los que no se admiten cachondeos con el look. Por ejemplo la Iglesia. En la Iglesia no hay curas con bigote. Con barbas y bigote sí, pero con bigote solo, no. Lo mismo pasa en la tauromaquia. No existen pelos en la cara entre toreros, novilleros o picadores... nadie de los actores de la Fiesta gasta bigote. En la Iglesia tampoco se permitían las gafas dentro del santoral. Esto se ha corregido ahora, pero como en el caso de Calvo Sotelo tampoco vale. San Josémaría Escrivá además de ser bitildado -quiere decirse acentuado dos veces en el mismo nombre- es el único santo con gafas que tiene talla en una iglesia. Pero tampoco cuenta por ser un santo de “encargo”. Se conoce que sanjosémaría tiene bula en cuanto a la gramática y a las gafas.
En las elecciones primarias de los socialistas en Madrid nos estamos encontrando con viejas frases y usos que nos retrotraen al congreso de la Cosa Rosa. Denuncia Tomás Gómez que el aparato del partido está por Trini y esta, a su vez, denuncia que el aparato madrileño está con Tomás. Incluso alguna le reclama al otro el listado de afiliados (les suena, ¿verdad?) y el otro le dice a la otra que se está cociendo un “pucherazo”. Parece ser que afiliados de la asociación de Móstoles están sancionados y ahora se antojan claves en el resultado final. El caso es que Trini se defiende diciendo que según la Ley de Partidos los afiliados pueden votar aunque estén sancionados. Esto ya lo negó la reina del trile en su congresillo con los apercibidos. La Ley de Partidos, se conoce que como está impresa en papel Cell -que es muy suave y resistente- y da para muchos usos.
Pero es La Razón quien nos informa que en el resultado final puede caer de uno u otro lado gracias a... ¡UPyD!. ¿Comoooool? Pues sí. Al parecer, y siempre según La Razón, don Mariano Bonilla -no es coña ¿eh?, que se llama así- se fue al partiduco de la diputada como coordinador local (esto es carrera fulgurante, ¡y sin primarias ni mariconadas de esas!) tras el cierre de la agrupación. Si el Comité de Derechos y Garantías no repara en ello, sigue La Razón, Bonilla y por ende UPyD podrían tener en sus manos un voto que se puede convertir en llave de las primarias.
Esto es lo que tiene la parentela y el casarse entre primos, que el carnet del partido distinto a los demás, vale, como la tarjeta de El Corte Inglés, para votar en cualquiera de las sucursales de la matriz. En estas primarias se admite, como en las rebajas, la devolución si no queda satisfecho. ¿Que no le gusta Trini o Tomás?, ¡qué más da!. De Trini a Tomás; de Zapatero a Díez no va ni el bigote de una gamba.
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