ANDREA GREPPI
El cliente siempre tiene razón ¿Quién lo duda? Consume lo que quiere, o puede, y es dueño y señor de estar satisfecho con lo que consume. Es el árbitro del mercado. Si demanda algo que no existe, la oferta no tarda en aparecer. Si no le gusta lo que le ofrecen, no compra y ahí acaba la cosa. La información es una mercancía como las demás, que se compra y se vende como las demás. Hay oferta y demanda, y el consumidor tiene la última palabra: el mando a distancia y el ratón están en sus manos, y es quien puede pasar la página (pero del papel que está usted leyendo en este momento, mejor no hablar demasiado).
En los últimos días he seguido con cierta atención al recuadro en que los diarios nacionales, en su edición digital, señalan las noticias «más vistas». No tengo del todo claro qué interés tienen los medios en hacer pública esta contabilidad, pero no tengo ningún motivo para dudar de que sea fiable. Podemos tomarla como un índice, aparentemente objetivo, de lo que le interesa a la opinión pública, o cuando menos a los clientes de los medios de comunicación digital.
Cabía esperarlo, pero los resultados son descorazonadores. Después del primer comunicado de ETA de hace unos días, en lo alto de la clasificación estaban las hermanas Duval, John Travolta, o el motociclista Tomizawa. El destape de Llasera ha estado varios días por delante de suculentas noticias deportivas o de sucesos, y hasta de las opiniones de Sara Carbonero. La polémica sobre los gitanos y las calamitosas reacciones europeas nunca han entrado en los listados. Ni tampoco la huelga o los impuestos. Penélope, Arguiñano o Russell Brand -¿quién es ése?- superan a Labordeta. Y así sucesivamente.
Como digo, nada nuevo. Es así. No obstante, no está de más considerar lo que estos datos significan. Lo primero que debe recordarse, una vez más y cuantas veces haga falta, es que el pésimo uso de los medios de información no demuestra la antigua tesis del populacho ignorante e irresponsable. Falta educación, es cierto, pero la raíz del problema no está en la escuela. En un mundo de blogs y de redes, en la sociedad de la información, paradójicamente, estamos cada vez más desinformados. La observación más perspicaz al respecto es la que en una época más cercana de lo que parece hacía el economista y teórico de la democracia austriaco Joseph Schumpeter al advertir que el aumento del volumen de la información ofrecida a los ciudadanos puede favorecer la difusión de los prejuicios políticos. ¿Por qué? Porque el consumidor solo escoge la información que coincide con lo que le ronda por la cabeza. De ahí su hastío. Está convencido de que nunca pasa nada nuevo, nada que él no sepa ya de sobra.
4 Lengüetazos:
estoy dando un paseo por tu magnifico blog, felicidades
un abrazo desde Reus
¡Genial, Greppi!
De todas formas, yo diría que la educación sí que tiene algo que ver, no sé hasta qué punto la teoría de Schumpeter justifica los "más leídos". Tú lo has dicho, el consumidor sólo escoge la información que coincide con lo que le ronda por la cabeza... y si lo que le pasa por la cabeza es Penélope Cruz, habrá preguntarse por qué ella, y no otra cosa, ¿no?
¡Un abrazo muy grande!
Lo cierto es que yo estoy de acuerdo contigo Lucía, creo que la educación es un pilar fundamental o que al menos tiene un poco que ver -con permiso de Schumpeter of course-
besos!
Muchísimas gracias Té la mà Maria - Reus por tu crítica. Estás en tu casa :), por lo que veo tu también tienes un espacio bastante interesatne :)
Saludos!
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