lunes, 13 de septiembre de 2010

Guía para no perderse en la Democracia – Tomo IV: Qué es el Estado Democrático

AURORA FERRER


El Estado Democrático implica que la soberanía nacional reside en el pueblo español y que con ello se convierte en el titular de esa potestad máxima, lo que da lugar a poder construir un sistema político y jurídico en el que se desarrolle la convivencia en España.

Esta afirmación de la soberanía nacional es un principio envuelto en una gran polémica, ya que no siempre se ha entendido de esta forma. La soberanía nacional en la actualidad aparece con importantes limitaciones como consecuencia de nuestra participación en instituciones internacionales (UE, Atlántico Norte, etc.) que nos condiciona.

Teniendo esto en cuenta, veremos que el Estado Democrático que se construye sobre el titular de la soberanía –el pueblo español- tiene un contenido democrático muy preciso: Estado Democrático significa el derecho de participación en los asuntos públicos de la ciudadanía

Existe un derecho de participación en la vida política, social, económica y cultural. En los asuntos públicos puede realizarse de formas diversas: directamente o de forma indirecta. En nuestro país se hace de forma indirecta, esto es, mediante representantes. Llegado este punto, os preguntaréis porqué se eligió de esta forma. Pues por una cuestión más bien práctica: de forma objetiva, por razones vinculadas al tamaño de un país y de su población. De forma más subjetiva, y no por ello menos importante, por la falta de preparación de los ciudadanos para entender ciertas cuestiones, la falta de interés o de tiempo disponible, etc. Por ello se opta por una democracia representativa que se ejerce en las Cortes Generales, en las Diputaciones Provinciales, en los municipios a través de concejales… etc.

Otras manifestaciones de la Democracia Directa son el referéndum, los concejos abiertos –sirven para gobernar pequeños municipios y pedanías-, la iniciativa legislativa popular (cuando los ciudadanos piden que se haga algo) que lo cierto es que es vista con desconfianza, de ahí que como poco para llevar a cabo una acción se necesiten 500.000 firmas, sin llegar ni tan siquiera a garantizar que triunfe, pues ha de someterse al Parlamento. Otra manifestación es el Derecho de petición, que es cuando los ciudadanos exigen a los poderes públicos sus derechos porque estos no se cumplan.

En el próximo Tomo (V) hablaremos sobre la forma política del estado: La Monarquía Parlamentaria.

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