Incondicional de San Sebastián y su Festival de Jazz, Van Morrison, el “león de Belfast”, nació en la capital de Irlanda del Norte en los primeros meses de la posguerra, exactamente el 31 de agosto de 1945.
Hijo de una cantante y un enamorado del jazz americano, la banda sonora de la infancia de George Ivan Morrison es fácil de imaginar. Igual de fácil que entender por qué lo natural en Van Morrison es fundir con tanta maestría blues, jazz, rhythm & blues o folk irlandés.
Tuvo su primera banda a los 15 años y grabó su primer single con 19. Esas primeras grabaciones no consiguieron colocarle en el sitio que esperaba en la música británica, así que, en 1966, se marchó a los Estados Unidos.
Para entonces ya había escrito “Gloria”, una de sus canciones más universales, versionada enseguida por los Doors y más adelante y magistralmente por Patti Smith.
Acostumbrado a escuchar blues en las emisiones nocturnas de la radio en Belfast, llegar a los Estados Unidos con un proyecto debajo del brazo y disponer para ello de magníficos músicos debió ser un sueño. Y dio, entre otros, este fruto que, aún hoy, cuarente años después, sigue siendo una de sus canciones, así, con mayúsculas.
La trayectoria de Morrison ha tenido altibajos que ha sabidoo siempe solventar como un buen alquimista, administrando el peso del R&B, el jazz, el folk o el blues en ellas.
Trabajador infatigable, tanto como buen degustador de whiskey, Van Morrison ha ido acomodando sus facultades físicas a su repertorio, descansando cada vez más en el blues y arropándose en muchas ocasiones con los grandes del género, desde Mose Allison al mismísimo John Lee Hooker.
Pero asistir hoy a sus conciertos es como jugar a la lotería. Pero si Van tiene la noche llevarás el gordo.
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En El Magazine de CSC se nos ocurren muchas canciones que recomendarte del "león de Belfast", pero nos quedamos con "Brown eyed girls" que nos da muy buen rollito.
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