"Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema." (Winston Churchill)
Escuchando: Suspiros de España
Soy Español, aunque a veces me llame por otro nombre. Porque cuando amanece, y echo el pie a tierra, me alcanza ya ese deseo de hacerme diferente al vecino. De ser otra cosa, lo que sea, más singular, más perfecta, más acabada. Y salgo a la calle sabiendo que son los demás los que están usurpando “lo mío”. Porque en ese afán de hacerme siempre diverso, acabo por sentirme también más legítimo. Y son “los otros” los que en sus ideas, en sus lenguas y en sus costumbres, están profanando un suelo que me pertenece por esencia. Y calculo las indulgencias que han de pagar por transitar mi mundo. Y me propongo convertirles a algo menos hostil, menos ajeno. Sin recordar que soy yo quien cada mañana me esfuerzo en llegar a ser distinto.
Soy Español, le dé o no a mi tierra el nombre de España. Y siento que todos me roban. Que las calles andan llenas de sicarios y traidores, que me apuñalan la patria a cada esquina. Que desean engullirla, enajenarla o repartirla. ¡Qué no la sienten, ni la llaman Patria! O que la llaman por nombres extranjeros y malditos. Y pido entonces tenerlos cara a cara, para hundirles en el corazón la herrumbrosa navaja del fratricidio.
Soy Español, y sin embargo, se me va sosegando el alma en el correr del día. Y al cabo comparto mi pan con los intrusos. Y bebo de su vino. Y me ofendo si alguien me gana la mano en pagar la ronda, porque es mi casa, y en mi casa quiero ser yo siempre el que invite. Y luego sonrío. Y me embriago de una pueril camaradería. Y tomo del hombro al que hace un instante era un feroz enemigo, para entonar con él viejas canciones que a pesar de tanta distancia nos siguen sabiendo a lo mismo.
Soy Español, y al sentir el suelo bajo mis pies oigo el rumor del hambre que nunca tuve. Siento el dolor de una saga infinita de mujeres y hombres que arañaron esta tierra, a medio camino siempre entre la pólvora y la miseria. Y me abrasan la memoria cien batallas que no he vivido. Y muero en Villalar, en Rocroi, en el Ebro, en Arapiles… o al pie de una brecha abierta en las murallas de Barcelona. Y soy entonces el paria que paga con su sangre dos palmos más de linde en el feudo de un conde, en el predio de un obispo, o en el reino de un vulgar monarca extranjero.
Soy Español, y me duele el alma cuando recuerdo de donde vengo. Porque no hay nombre que resuma mejor a los súbditos de la esperanza y del miedo. Respiro en cien lenguas, y cien razas me corren por las venas. Y en cada una de ellas hay un sinfín de voces que no descansan porque aún no saben que han muerto. Y siguen pidiendo paz, sustento, justicia… como quien pide agua en mitad de un asolado desierto. Y me sé entonces el hijo más afortunado de un desdichado pueblo. Y no deseo ya desandar el sinuoso y agraz camino que tantos otros recorrieron en mi nombre.
Soy Español, y cuando miro al norte, sé que aún hay gente perseguida por el delito de serlo. Gente que muere, o calla, o aprieta los puños en silencio, porque hasta la vida les niegan quienes se empeñan en hacerse del todo “españoles”, en el sentido más arcaico y brutal de la palabra. Y aprieto mis puños, y callo, y un poco muero. Porque reconozco en mi estirpe una enfermedad maldita que sólo sabe saciarse en la sangre del prójimo. Y me avergüenzo entonces de amanecer cada día emponzoñado también por el germen del odio.
Soy Español, y cuando atardece, veo perderse al sol más allá de Capraria, por donde hace ya algún siglo que recobró el hábito de acostarse. Y siento entonces a mi alrededor el silente murmullo de quienes habitan conmigo este solar milenario e indefinible. Poetas soberbios y pendencieros con el corazón de acero y seda, que alzan la voz descarados y se ríen del miedo a boca abierta. Capaces a veces de la mejor ternura, o de sonreírle a la desdicha con singular fiereza… Me duermo al fin, y conmigo duerme, la última hornada de un Pueblo imposible, que se sigue acostando bajo una esperanza común llamada “España”.
Puedes visitar a José Luis Rico (Apóstata) en: La memoria bastarda del afligido
13 Lengüetazos:
Me ha resultado delicioso querido Apóstata. Ójala la brillantez fuera contagiosa.
¡venga España! ¡muévete!
un abrazo fuerte ;)
que maravilla de texto
que pedazo de blog
un abrazo y viva españa
¡Que maravilla de texto!.
Saludos.
Muchísimas gracias por sacarlo del armario, el texto y el nombre de apóstata :D
Que curioso, esta mañana me había acordado este texto, porque es uno de los más bellos ejercicios de patriotismo moderno que he leído.
Así que disfrutarlo.
"disfrutadlo", perdón
¡pero que buen gusto tenéis también para escoger a los colaboradores! que garra que teine este escrito y más en un día como hoy.
Yo también soy un tercio español (o un tercio hereje, véase ;-))
Ser Español por naturaleza es ser buen servidor de un mal amo; antes reyes endogamicos hoy políticos ineptos.
Respecto a las batallas que señalas yo pondría como ejemplo de lo que es el pueblo español la de Bailen.Unos altos mandos incompetentes, unos oficiales excelentes, un pueblo apasionado y sediento de venganza....derrotarón al mejor ejercito del mundo.
El español en la bonanza es melindroso, es en las crisis cuando los nacidos bajo el sol de la peninsula demuestran lo que son capaces de hacer.
Termino con lo que dice de los españoles, Kant.
"El español es serio,callado y veraz.Tiene un alma orgullosa y más sentimiento para las acciones grandes que para las bellas"
Te agradezco tu patriotismo en un día tan especial como el de hoy. Cuando yo era niño se hacía referencia al 12 de octubre como el Día de la Raza (todavía hoy, en América, se emplea esta expresión). Y no porque los españoles nos hubiéramos considerado de una raza superior, sino más bien porque, a lo largo de nuestra historia, supimos construir una amalgama de culturas, todas ellas integradoras de nuestro talante, de nuestro ser como pueblo. La nuestra es así una Raza mestiza, la Raza en la que se integran todos los pueblos de América y buena parte de los de Europa.
Me parece absurdo que, a estas alturas de nuestra historia común, haya quienes se avergüenzan de España y de ser españoles. O que eluden nuestros símbolos nacionales. O que, como mucho, sólo ven en éstos una abstración alusiva a la democracia. Yo tuve un día la fortuna de presidir una grandiosa manifestación que acabó en la Plaza de la Independencia de Madrid, junto a la Puerta de Alcalá, en la que, para orgullo de muchos (que estaban allí o que la veían por TV o que se enteraron después) no sólo ondearon las banderas de España, sino que sonó el Himno Nacional. Ello marcó un hito, un antes y un después para millones de españoles que, desde entonces, dejaron de avergonzarse de sus símbolos nacionales.
Sr. Buesa, si hay alguien que sea imagen de la lucha por España y por sus libertades es usted. Ya quisieran muchos poseer sus principios, ideales y espíritu democrático.
viva españa y viva mikel buesa
Orgullo es lo que siente uno, cuándo lee este texto. Orgullo de ser y sentirse español, sin complejos. Simplemente maravilloso.
Yo también soy patriota; amo la nación del dinero. Os voy a dar una primicia: yo entré en UPyD por el color de los "binládenes": ¿sus habéis fijau lo que se parecen a los colorines de upedé? Un huevo, cracks!!! Pero claro, como vais a fijaros si os pasáis el día leyendo libros, escribiendo y esas cosas. ¡A ver si aprendéis del genio!
¡Olé por el Paseante Solitario!
Eso sí(lo del Paseante Solitario) que es brillantez, Aurora.
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