domingo, 3 de mayo de 2009

Tributo a las "madrazas" (¡No nos íbamos a olvidar de vosotras!)






CON EL CORAZON EN LA MANO
(Leopoldo Ruiz Cervera)
Raúl mató a su madre. Una vez muerta le extrajo el corazón. En su alocada huida cayó y rodó por las escaleras de su casa. El corazón salió despedido y dando botes fue a parar al rellano siguiente. El corazón de la madre desde el suelo, con el tierno recuerdo de un invisible cordón umbilical, vibró y dijo:
-¿Te has hecho daño, hijo mío?
*** Aviso a escépticos: este post puede resultar moñas y empalagoso en su lectura. Absténganse de nutrirse con más azúcar añadido. No apto para diabéticos.
A.F. Tengo muchos recuerdos buenos de mi infancia y reconozco, que en todos y cada uno de ellos, se encuentra mi madre. Supongo que a vosotros os pasará lo mismo si hacéis un esfuerzo por recordar aquellos maravillosos años. Pasando ampliamente de los clichés típicos de que hoy es el día en que El Corte Inglés se frota las manos, blablabla; y, pasando también de los típicos comentarios del día consumista, blablabla; yo quiero echar un órdago a los sentimientos superando el envite de la superficialidad que nos rodea en este mundo cada día mas individualista y si me apuras, incluso diría que en un mundo cada vez más onanista. Ni mucho menos, sintiéndome tan afortunada de tener una madre como la que tengo y con el añadido privilegio de conocer muchísimas absolutamente increíbles e únicas, quiero que el día de hoy pase sin pena ni gloria por Ciudadanos sin Complejos. Faltaría más. No sólo porque sin nuestras madres ninguno de los presentes estaríamos hoy aquí, leyendo en un blog que tiene huevos como banner, sino también, porque son el sector que menos complejos tiene a la hora de partirse la cara por alguien, en este caso, por nosotros. Así que yo, sin ningún remordimiento ni complejo ninguno por ponerme algo más moña de lo habitual, como hizo Camarón, me voy a partir la camisa en este día al mezclar un poquito (y que no sirva de precedente) la especial relación que tengo con mi excelente compañera de blog más allá de este.
Quiero contaros uno de los miles de recuerdos bellos que tengo de ella. Fue cuando yo me percaté de ese “amor invisible e incondicional” del que Leopoldo Ruiz habla en su microrrelato. Yo no tendría más de seis años. Se despertó sobresaltada una madrugada y vino corriendo a verme a mi habitación. Se sentó en mi cama y empezó a apretarme fuerte pero dulcemente los brazos, la cabeza, el tronco... me acarició también el pelo. Yo, agradecida por el espectacular despertar, pero algo confusa por ver que la oscuridad aún inundaba la habitación, decidí dejar de hacerme la remolona y abrir los ojos. Allí estaba, entre sombras, pero totalmente brillante en la oscuridad. Allí estaba esa cara joven llena de ternura, con su cabello rubio aún enredado por la pelea que había mantenido recientemente con la almohada, con esa mirada... esa mirada tan indescriptible que sólo una madre es capaz de darte y dedicarte.
Sonreía. Yo la miraba alucinada, jamás en mi vida vería rostro más bello, JAMÁS, ni en las más altas pasarelas. Nada en el mundo podía compararse en ese momento al rostro de mi madre. Dios que sensación... como lo abstracto, lo que no es físico puede verse a veces con tanta claridad en una cara. Desprendía luz. Cierto es, que la cara es el espejo del alma, pero si así es, yo aquella madrugada, entre las sombras, estaba viendo un ángel y tenía la jodida suerte de que ese ángel era mío, totalmente intransferible, y yo, además, era de ella, en un sentido de la propiedad más que beneficioso para ambas. Cosa que jamás pasa con nadie con el que no hayas estado unido por el cordón umbilical. Ella, seguía acariciando mi pelo y mi cara, y me dedicaba sonrisas y besos de mariposa, o de gnomo, según la ocasión. La muy jodida siempre conseguía hacerme reír, aunque no le era muy difícil, pues siempre ha sido como hoy es: divertida, chispeante y con ese aroma que tienen las personas honradas, con ese aroma que siempre está impregnado en su ropa y en su piel y, que a mí, me devuelve a la vida.
De repente me dijo:
- Aurori, incorpórate, quiero abrazarte.
Era evidente que no iba a desobedecerla. Cuando noté que me apretujaba hasta casi hacerme daño, fue entonces cuando pregunté: - ¿Estás bien mamá?
- Aurori, he tenido una pesadilla, un mal sueño.
- ¿Y qué soñabas mamá?
- Pues soñaba que estaba en un desierto muy grande, en un sitio que no había absolutamente nada, solo luz. Dentro del sueño, me daba cuenta de que tú no estabas a mi lado y miraba a todas partes para encontrarte. Cuando estaba casi desesperada te vi a lo lejos, alargando tus bracitos y llamándome.
- ¿Y venías a buscarme mamá?
- Sí, pero no podía alcanzarte. Te veía allí sola y corría y corría hacia ti, pero siempre me encontraba en el mismo lugar de antes, gritaba desesperada pero no podía llegar a ti, ni tú hacia mi... pero ya pasó. Sólo era un mal sueño. Ahora estás aquí
Dijo esto y dando un suspiro que inundó la habitación, me abrazó muy fuerte. Tan fuerte que se me hizo un nudo en la garganta sin saber porqué. A pesar de mi inocencia de seis años creo que “pillé” la situación. “Pillé”, el amor que había condensado en el interior de esa increíble mujer rubia con cara de ángel de pelos revueltos, que me apretujaba como si fuese un peluche relleno de espuma. “Pillé”, ese amor invisible que Leopoldo Ruiz deja ver en su microrrelato. “Pillé”, una fortuna que me estaba siendo entregada y que no todos tenemos hoy la oportunidad de disfrutar a nuestro lado. "Pillé", ese amor de madre que no contempla lo imposible ¿Crees que esto es fácil “pillarlo”? Yo creo que no; si así fuese, sin duda, no habría tanto hijo de puta suelto (véase ejemplo). Los que la tenemos, aunque sólo sea por respeto a los que en un día tan importante como hoy no la tienen a su lado (no puedo evitar acordarme de ti, querido amigo y mandarte todo mi cariño en un día como hoy), reconozcamos la gran fortuna que poseemos, el gran amor incondicional que se nos ha dado. Olvidémonos del perfume, el libro, el foulard o las flores de turno. Sepamos ser agradecidos desde algo más adentro que la Visa Mastercard. Dejemos por un día de ser tan individualistas y tan egoístas como somos el resto del año. Hoy, aprovechemos para sentirnos más humanos con esos seres adorables que tan fácil nos hacen la vida. Hagámoslo juntos. Cuando hoy veas a tu madre, mírala profundamente a los ojos. y admira su grandeza. Mira y valora lo que tienes de frente. Mira y agradece lo que te ha sido dado. Míralo y recuérdalo cada día del año, no tan solo hoy. Quién tiene una madre, tiene un tesoro de valor incalculable ¿Serás tú capaz alguna vez de amar así?
Sabía definición la de Balzac:
"El corazón de una madre es un abismo profundo en cuyo fondo siempre encontrarás perdón."

A todas las madres del mundo, porque con su amor incondicional hacen más bello éste, cada vez, más inhabitable mundo.
A la mía en especial, porque es única en La Tierra, Marte y Plutón y porque sin su amor incondicional, no sería la mitad de lo que soy. A ella, por enseñarme a leer con Mafalda, a cantar con Hombres G y a bailar con los Rolling Stones. A ella, porque es y será siempre lo más valioso de mi vida. A ella, por ser yo y mi reflejo en el espejo. A ella, por ser mi mejor amiga y compañera. A ella, porque sencillamente, la quiero.
Felicidades a todas las madres del planeta, y también gracias; gracias por aguantar a tanto hijo.. "pródigo" :-)
Aurora Ferrer

10 Lengüetazos:

lisufelligus dijo...

Hola, Aurora: No me parece nada cursi la entrada. Al contrario, me parece preciosa. Y nos viene bien cambiar un poco de tema en medio de la vorágine política en la que nos vamos a meter con la campaña de las Europeas.
Nos leemos.

Aurora GP dijo...

Al igual que elefante en cacharrería, irrumpiste en mi vida arrasándola como huracán incontrolado. Todo cambió. En un minúsculo espacio de tiempo me había convertido en adulta. Había dejado para siempre de actuar y pensar en primera persona: a partir de aquel extraordinario día éramos dos. Desde el principio supe que no sería fácil. Tuve que aprender a pasos agigantados para evitar quedarme rezagada. Sí no fue fácil. Al principio no podía evitar llorar cuando tú lo hacías, era incapaz de pensar que a veces un bebé llora porque sí, pero la duda de no estar haciéndolo bien me hacía temer por ti. Poco a poco pude ir descubriendo que no era tan difícil; que los juguetes, la arena, los apuntes, los libros, los pañales, los chupetes y las golosinas formaban una combinación perfecta. Cuantas noches en vela, risas, llantos, discusiones, rabietas: las tuyas y las mías. Cuantos abrazos besos y enfados. Múltiples momentos vividos contigo: enriquecedores todos. Tú hiciste de mí la persona que soy. No podía ser de otra manera. Reto constante ir delante portando la antorcha que te sirva de quía en tú camino, consciente que tienes que elegir el tuyo, vigilante siempre para que no te conduzca a laberinto en el que tu genialidad pueda perderse. Sí efectivamente somos dos. Gracias por darme el papel de madre.

TQ+

La madre

Rocío Fondevila dijo...

Hoy, en el segundo día de la madre que yo no tengo a la mía (quien me contó en su infancia la misma historia que cuenta Leopoldo en su microrrelato y nunca la olvidé), leer tu texto de hoy ha hecho que asomen unas lágrimas emocionadas a mis ojos. Igual que ayer, cuando mi hija de doce años me dijo que hoy no iba a salir con sus amigas para pasar el día conmigo.
No es ni empalagoso ni monas, es un agradecido tributo. Como madre y como hija, no pudo dejar de expresar mi reconocimiento a tus palabras.
Besos a las dos Auroras.

López dijo...

Muy bonito y sentido, tanto lo que pone la hija como lo que responde la madre... Nada de empalagoso; ha quedado genial. La verdad es que "Las Auroras" sois una dupla admirable. Qué buena gente que sois las dos!! ;-)

Este post, me empuja todavía más a celebrar este día con mi madre y la familia. Iremos a comer fuera para festejarlo.

Espero que vosotras lo paséis muy bien :)

Anónimo dijo...

Gracias Aurora por acortarte de nosotras aunque con una madraza como la tuya es imposible olvidarse del dia de hoy. Yo te dedico muchos cariñitos a ese corazón que tienes, cada día tengo más claro jovencita que no te cabe dentro del pecho.

Feliz día a todas las madres (-:

Pijus Magnificus dijo...

¡¡¡Viva la madre que nos/te parió!!!

Es importante que en un blog tambien se traten temas así, no somos máquinas de actualidad, ni tampoco máquinas para otras muchas cosas. A veces hay que hacer un pequeño descanso y reflexionar sobre si realmente tenemos corazón, pues algunos solo saben que lo tienen porque oyen sus latidos....

No es nada cursi, al contrario demuestra que clase de persona hay tras esas teclas.

Felicidades a todas las madres

Aurora dijo...

jó ¡que emotivo! me váis a emocionar!!! (o me he emocionado ya =))

un besote enorme a mis comentaristas por su falta de complejos y su "humanidad" tan difícil de ver hoy en día.

Un besote a mi madre, por su "peaso" comentario. De las pocas que sabe tocarme el puntillo débil :P. La verdad es que crecimos juntas, y eso es difícil de olvidar... la complicidad es tal que es imposible relatarla, además soy muy egoista: para mi toda :D. Si rubia, siempre seremos dos ;-)dos hecha una ¡y bien orgullosa que estoy de ello!

reparto abrazos =)

Anónimo dijo...

no des las gracias aurorita tienes un corazón que no te cabe en el pecho, así que sin duda las gracias son para ti.

Yo tambien recuerdo a mi madre y es bastante meláncolico en un día como hoy preservarla unicamente en el pensamiento. Quisiera palparla pero ya no está, aunque gracias a ti hoy tengo su recuerdo más cercano.

besos desde filas magentas. Eres un cielo niña.

magentero dijo...

Si es que la que vale, vale. Y punto.

Feliz día a todas las madres y feliz día para todos vosotros.

Rocío, ánimo con el día de hoy, la melancolía es inevitable, pero seguro que afloran bonitos recuerdos.

Aurora hija... no es nada cursi, es una demostración de tener corazón (por algo más que por llevarlo en el pecho) y de ti yo ya estoy acostumbrado a no esperar menos. No cambies ;-)

Anónimo dijo...

¡olé!