Fuente: Extremadura Progresista
“Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son.”
Abraham Lincoln
"Denuncia la discriminación contra las jóvenes y las mujeres y otras violaciones de los Derechos Humanos y del derecho internacional humanitario en Afganistán y observa con profunda inquietud las posibles repercusiones sobre los programas internacionales de socorro y reconstrucción en Afganistán".
Así mismo, en 1999 el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la creación de una unidad especial que se encargaría de observar y vigilar el cumplimiento de los Derechos Humanos, evitando su vulneración. Diez años después, no se ha logrado ninguno de los objetivos marcados, siendo una constante la vulneración de los Derechos Humanos ante la atenta mirada de la comunidad internacional. La mujer afgana, despojada de todo derecho, sigue siendo moneda de cambio para los gobernantes, como prueba, la nueva ley que Hamid Karzai ha firmado con el objetivo de lograr los votos de los chiíes, para quienes la mujer es un instrumento al servicio del hombre, y por tanto él es quien tiene la decisión y control sobre su vida. A pesar de que el texto legal todavía no se ha hecho público, fuentes del propio parlamento han manifestado que se ha tramitado mediante un procedimiento urgente en ausencia total de debate, siendo firmada por el propio presidente a pesar de las presiones y denuncias realizadas por activistas pro Derechos Humanos, hecho posible gracias a la configuración del Parlamento afgano, formado en su gran mayoría por diputados fundamentalistas, quienes no han dudado en amenazar y acusar a los pocos que han osado a levantar su voz contra semejante aberración legal.
Alguno de los artículos que han trascendido, son muestra evidente del respaldo legal al trato vejatorio y humillante dentro del matrimonio, garantizando por ley la violación de la mujer por parte de su esposo, al establecer en su artículo 132: “una esposa está obligada a cumplir con los deseos de su marido”, innecesario el consentimiento de la mujer para las relaciones sexuales; autoriza las bodas infantiles, y establece el requisito de autorización por parte de los padres o maridos, a la mujer que quiera estudiar, trabajar o simplemente salir a la calle, aunque sea por motivos estrictamente de gestión domestica. Debemos echar la vista atrás, retrotraernos a los momentos en los que se dio a conocer la situación de constante vulneración de los Derechos Humanos en Afganistán durante el régimen talibán (1996-2001); momento en el que la comunidad internacional se hizo eco del sufrimiento padecido por las mujeres afganas, y a pesar de la observación directa y la ayuda internacional, parece que nada se ha logrado.
Es notorio que Karzai, a pesar del apoyo internacional, se encuentra en una situación inestable al pretender prolongar su mandato (expira el 21 de mayo) hasta la celebración de las elecciones, asunto éste de gran trascendencia al cuestionarse la constitucionalidad de semejante medida en el Parlamento afgano, siendo éste el motivo por el que ha cedido a las presiones de los clérigos del Consejo de Ulemas chiíes y de los Hazaras, quienes llevaban más de un año reclamando la aprobación de la aberrante ley. Por ello, y ante la amenaza de no apoyar al actual presidente, éste cede para perpetuarse en el poder.
Es paradójico que esta ley haya sido impulsada por los líderes políticos y religiosos Hazaras, más propio del régimen talibán que de los chiíes, quienes fueron perseguidos por los talibanes en el periodo que duró el régimen. Queda claro, a pesar de estar ambas comunidades en las antípodas una de otra, de la coincidencia en tan atroz visión de la mujer. Tradición histórica patriarcal en la que tienen cabida todos los fundamentalistas, quienes lejos de erradicar la violencia ejercida sobre las mujeres, la perpetúan en las nuevas generaciones, garantizándose la misma mediante el establecimiento de un cuerpo normativo que aporte legitimidad y estabilidad a tan aberrante actitud.
La ayuda internacional debe condicionarse de forma absoluta a la erradicación de la vulneración de los Derechos Humanos de la mujer, en todos los ámbitos, para ello, es imprescindible eliminar las trabas que el ordenamiento jurídico tiene establecidas. Erradicar las desigualdades sociales de una sociedad eminentemente patriarcal como la afgana, puede resultar excesivamente lento y difícil, la radicalización del fundamentalismo religioso que ha propiciado la configuración de todo un decálogo de costumbres y usos fuertemente arraigado en la población y cuenta con el apoyo de las instituciones a estar establecido constitucionalmente, el derecho a crear un código de familia propio, garantizando así la pervivencia de las mismas. A pesar de las grandes diferencias entre las comunidades que configuran Afganistán, todas comparten la visión de la mujer, como instrumento al servicio del hombre.
Debemos exigir y condicionar el respaldo militar y la ayuda económica internacional, al compromiso firme en la erradicación de la discriminación y violencia hacia la mujer afgana, comenzando con la eliminación de cualquier norma que garantice esta discriminación, y configurar un sistema educativo en el que la mujer tenga el derecho reconocido legalmente a una educación en igualdad de condiciones. La nueva Constitución aprobada en el 2004, garantizaba la igualdad derechos de la mujer, por lo que no se debe permitir que ante la observación directa de la comunidad internacional, se apruebe semejante ley, aunque la misma vaya dirigida solamente a una de las minorías (chiíes). Así, se establecería un precedente al que se irían sumando el resto de comunidades afganas, no olvidemos que todas son comunidades patriarcales, sociedades en las que las mujeres ocupan una posición de dependencia directa del varón, sea éste padre o marido.
Soy consciente de la dificultad en lograr estos objetivos, pero estos deben ir de la mano de la comunidad internacional, quien no debe permitir que esta situación se prolongue en el tiempo; el respeto a los Derechos Humanos, debe ser requisito imprescindible, supeditando la ayuda internacional a su cumplimiento íntegro. Nos convertimos en cómplices de semejante atrocidad, si apoyamos al Estado afgano sin esta exigencia, exigencia, que no se puede considerar por los países islámicos como ingerencia en la soberanía nacional.
Aurora García Pérez
8 Lengüetazos:
Muchos de los países de Oriente Medio se siguen aferrando a su cultura islámica. No conocen otra cosa. No poseen los medios ni las condiciones que les permita una apertura de sobre la manera de ver la sociedad.
Este, como otros muchos problemas de la zona se basa en el déficit educativo de la mayoría de sus habitantes. No tienen otra posibilidad. Es un problema tanto social como cultural.Es una batalla que se debe ganar poco a poco con la colaboración de los organismos internacionales y sus instituciones. Es un problema que no podemos apartar. No podemos por el simple hecho de las miles de mujeres que lo sufren día a día.
A mí también se me hichó la vena cuando leí esta noticia en El País, creo recordar de ayer domingo. Me parece acojonante que la comunidad internacional no se imponga rotundamente hacia hechos tan horribles como esos. Hay que empezar a cortar de raíz ciertos comportamientos que son más propios de los cavernícolas, que de seres que viven en el s.XXI.
Es totalmente indigno que la mujer a día de hoy siga luchando por la igualdad como ciudadana y que en algunos paises de Oriente Medio y otros... se siga dando esto como factor común. Es una verguenza y una desfachatez y más vale que la comunidad internacional se ponga manos a la obra y haga lo que tiene que hacer. Lo que aquí es pederastia allí es normal, o que aquí es violencia de género, allí es normal... ¿hasta cuándo? solo hasta cuando nos importe de verdad el tema y cuando empecemos a aunar voces contra este tipo de barbaries.
La batalla es dura, pero no imposible.
;-) abrazos compañera
Creo que sí, que el problema es que somos cavernícolas y la solución es bastante complicada con seres tan sumamente peligrosos y mal de la cabeza. La comunidad internacional cierto es que debería imponerse más de lo que lo hace.
hay otro problema también: que a diferencia de las mujeres occidentales, estas no tienen la suficiente fuerza, ganas o porque no decirlo sentido común para imponerse a las circunstancias. Revoluciones feministas ha habido muchas, inclusive en Oriente, pero la fuerza debe de ser de toda la comunidad, prescindiendo del macho, toda la comunidad femenina claro. Está jodía la cosa.
PARA UNA MUJER VIVIR BAJO LAS LEYES ISLÁMICAS ES UNA CONTINUA AMENAZA SIENDO
CONSIDERADA UNA PROPIEDAD PRIVADA.
¿y dónde está el feminismo cuando se le necesita? ya podían pasar el moradito por oriente.....
eso es lo que hace falta QUE EL DISCURSO DE LAS FEMINISTAS CAMBIE Y DIRIJA SU MIRADA A LAS QUE REALMENTE LO NECESITAN. tIENEN UN DISCURSO DEMASIADO TREMENDISTA Y VICTIMISTA Y SE OLVIDAN QUE HAY ALGUNAS QUE SI SON VICTIMAS DE VERDAD...
lo siento pero es mi opinion
Aurora en mi Blog hay un PREMIO esperando que lo recojas.
Saludos
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