sábado, 18 de octubre de 2008

"Juicio al franquismo", por Aurora G. Pérez

Director: Stanley Kramer
La ambición más legítima y más pura para subir se arrastra hacia la altura. Campoamor
En el arte de la batalla, el fin justifica los medios. Siguiendo esta máxima, el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, al objeto de blindar su actuación frente a la fiscalía, transformó ayer las Diligencias Previas 399/2006 en Sumario, evitando con ello que el fiscal jefe Francisco Javier Zaragoza, quien había manifestado públicamente su oposición y anunciado recurrir ante la Sala de lo Penal, el Auto por el que Garzón se declara competente para conocer de la causa. Ahora, la fiscalía dispone de tres días hábiles para recurrir, y debe hacerlo primero ante el propio juez, quien resolverá lo que estime procedente, antes de poder presentar Recurso ante la Sala de lo Penal. Este nuevo trámite, puede prolongarse en dos meses, tiempo más que suficiente para que el Juez curse sus órdenes: aperturar las 19 fosas y avanzar en el macro-proceso que ha iniciado al objeto sentar en el banquillo de los acusados al régimen franquista, acusándolos de crímenes de “lesa Humanidad”, objetivo y finalidad real de todo este procedimiento.
Lo tuve claro desde el principio. En el mismo instante en que admitió a trámite las denuncias presentadas por las asociaciones en Defensa de la Memoria Histórica, a pesar del informe opuesto de la fiscalía, sin el pronunciamiento previo sobre su competencia. Una mayoría de ciudadanos, conocedores de la llamada Ley de la Memoria Histórica, se preguntaban porqué se llevaba a la vía judicial la solicitud de averiguación y apertura de las fosas para encontrar a sus seres queridos, al estar configurado en la Ley como DERECHO, por lo que solamente se tenía que instar su cumplimiento ante la Administración correspondiente, en este caso, la propia Ley la tribuye a las CCAA (Comunidades Autonómicas). Para mí fue tan evidente; su admisión no era tan altruista como la mayoría pensaba. Él, quién había acusado a dictadores de otros países por crímenes contra la humanidad, no iba dejar pasar una oportunidad como la que se le estaba brindando. Quién mejor que él, sí, el Juez con mayor poder mediático en la judicatura nacional. Abanderado por la insignia de la “Justicia” y la búsqueda de la verdad, abre causa para sentar en el banquillo, a todos los dirigentes del régimen franquista, presentes éstos a través del certificado de defunción. Repercusión mediática extraordinaria lograda fuera de nuestras fronteras, ha conseguido ocupar la primera posición en el “ranking” de jueces mundialmente conocidos.
Tanto en la vida real, como en el cine y televisión, reconozco ser una seguidora de los grandes juicios, principalmente aquellos que se desarrollan en el ámbito penal. Recuerdo el día en el que Garzón admitió a trámite las denuncias; asaltaron mi memoria imágenes de la película “El juicio de Nuremberg”; extraordinaria en forma y contenido, donde aplicar la Ley y hacer justicia, iban de la mano; juez honorable y ecuánime como pocos. Consiguió lo que tantas veces parece inalcanzable, Ley y justicia cabalgando al unísono. La oportunidad pinta de oro en nuestro caso. El destino y el momento histórico le ha puesto “El caso” en bandeja de oro; convertirse en el Juez que revisa las acciones llevadas a cabo por el régimen franquista, régimen totalitario instaurado a la fuerza en su propio país.
Todos conocemos múltiples casos e innumerables atrocidades cometidas por ambos bandos en momentos previos, durante y posterior a la guerra civil española. Gran cantidad de material histórico dan fé de las mismas, sin necesidad de reescribir lo ya recogido por múltiples historiadores de diferentes tendencias ideológicas, cuyo común denominador es el trabajo realizado desde la investigación de los hechos, con el rigor que tan importante especialidad requiere, al objeto de que no caiga en el olvido la depravación y perversión de la acción humana ambiciosa de poder. Acción política, poder, fuerza, represión y violencia, se manifiestan en su máxima crudeza. Dictador uno, tiranos otros, irrespetuosos todos con el ser humano: intentan imponer su sistema político a una inmensa mayoría, con el único instrumento que le queda ante la falta de razón: fuerza y violencia.
Acciones atroces al objeto de reprimir a todos los que se alzan en contra de la imposición de un sistema político contrario a la voluntad de una mayoría de ciudadanos. Guerra civil y dictadura: época negra en la historia de este gran país; desbordante en riqueza multicultural y grande por sus gentes; nacidos unos, y venidos otros de diferentes lugares del mundo, extraordinarios todos, sean del bando que fuesen, todos afectados en cada momento histórico, por la imposición de un sistema político contrario a su ideal político; imposición realizada desde la fuerza, el abuso de poder, quienes no escatimaron esfuerzos por emplear los medios de represión más contundentes, al objeto doblegar la voluntad y acallar la voz de los oponentes a través de la fuerza y la violencia.
No estoy en poder de la verdad absoluta, como la inmensa mayoría de los mortales, expertos unos y desconocedores muchos, pero considero que la ambición de Garzón ha llegado a límites inimaginables para cualquier ciudadano, aún más si éste es jurista. Para poder llevar a cabo su pretensión, no ha dudado en teorizar sobre instrumentos jurídicos al objeto de fundamentar su actuación. Lo digo, en base a la interpretación que realiza de la Ley de Amnistía de 1977. Ley que declara la AMNISTÍA de todos los actos de intencionalidad y finalidad política que sean o puedan ser constitutivos de delitos y faltas, tanto los directos como los conexos, y la detención ilegal es un delito conexo, por mucho que él quiera interpretarlo de otra forma. Su interpretación no está irrogada de una veracidad absoluta, habida cuenta que para fundamentarla no ha dudado en citar su propia jurisprudencia (la valoración sobre su acción, no tiene parangón). Pero todos estamos bajo el IMPERIO DE LA LEY, quienes debemos cumplirla en su integridad. Una de las funciones que tiene el Juez, es interpretar la Ley en aquellos preceptos en los que su regulación no esté perfectamente identificada, pero lo que no puede realizar, es una interpretación extensiva fuera del ámbito y pretensión del legislador; la voluntad del legislador en la Ley de Amnistía no la ha tenido en cuenta en ningún momento; se considera por encima de ella: Juez Omnipotente, por encima del bien y del mal, dispuesto a realizar una revisión completa de la historia, no con el objetivo de hacer justicia (puesto que este objetivo lo cumple perfectamente la Ley de Memoria Histórica), sino lograr convertir este caso en el “Juicio al franquismo”, a imagen y semejanza del Juicio de Nuremberg.
Aurora G. Pérez

4 Lengüetazos:

Aurora Ferrer dijo...

Bonita... te has quedado sola.
Me parece muy acertada y ocurrente la comparación entre nuestro querido Juez Hollywoodiense y la gran película "El Juicio de Nuremberg". Sin duda, nuestro querido Garzón quiere volver a mostrarnos que su ombligo es el mayor defensor de las "injusticias". Claro, que aquí algunos dirán: claro, como son del otro bando se meten con la ley de la memoria histórica ¡ja!, estoy harta de esos monólogos vacíos a los que ya se refirió Gabriel Tarde, monólogos que aprendemos de nuestros "superiores" y que nos dedicamos a repetir como cacatúas sin saber su contenido. A ver ¿cuántos defensores de Garzón se han leído la Ley de Memoria Histórica?, este juez es un payaso anodino que lo único que le ha quedado después de tantos años de experiencia, es su ego sobrevolando la Audiencia Nacional.
Se cree elevado por encima de los demás, defendiendo causas para aumentar el poder y el pan y circo que nos ofrece el gobierno ¡ya está bien de cachondeo!. Jueces como el de Nuremberg solo habrá uno, y es porque a cada momento histórico le corresponde lo suyo. ¿no hay el suficiente enfrentamiento entre mononeuronales de derecha e izquierda como para ahora volver a sacar toda la mierda y calzarse otra lucha contra el bando nacional? QUERIDO GARZÓN: DEJE DE UNA PUÑETERA VEZ DE AUMENTAR LA CRISPACIÓN, ES EL AÑO 2008. LA GUERRA CIVIL YA PASÓ ¿Se ha dado usted cuenta?
Yo le pediría que hiciera el santo favor de manejera la Ley de la Memoria Histórica como Dios manda: SIN DRAMATISMOS.

López dijo...

A mí todo esto de Garzón me parece un despropósito. Como comentáis, tiene tal concepto de sí mismo que se cree llamado a pasar a la historia a costa de lo que sea; y esta es una magnífica oportunidad para ello. Le da exactamente igual torcer la LECrim, lo que es una instrucción judicial o, incluso, la propia finalidad del derecho penal.

Montar todo ese dispositivo para llevar a cabo diligencias a consecuencia de las cuales no se va a poder imputar a nadie, me parece una gran irresponsabilidad (por ser suave). Se supone que, como Juez instructor que es, está trabajando para preparar un Juicio (ni más ni menos, Sr. Garzón… que Ud. no es más que eso), pero en este caso esas circunstancias no se dan, porque no hay a quien sentar en el banquillo. Los procesos penales no están para eso y, más aún, existiendo ya la Ley de Memoria Histórica, tal y como bien se explica en el artículo.

Yo espero que antes o después, a pesar de todos los obstáculos que está poniendo el propio Garzón, se imponga la lógica y que todo esto se corte.

Saludos

Anónimo dijo...

Es que ya desde el principio la "memoria histórica" es un absurdo hasta en el nombre y lo sabe cualquiera que haya estudiado un mínimo de Historia. La memoria es subjetiva y personal y la Historia trata de ser objetiva basándose en datos, mediante la crítica filológica de los textos y otras fuentes de tipo material, y el contraste y la ubicación de esos datos en un contexto de carácter general. En mi memoria puede estar presente que mi bisabuela utilizaba calcetines marrones de lana de merina, ello puede ser o no correcto (quizá recuerde mal y simplemente fuesen de algodón, blancos y estuvieran manchados) y, en todo caso, ese dato no es importante para la construcción de lo que se denomina un relato histórico.

En todo caso, ahora sólo hemos dado un paso más. Primero la Historia se impone por ley y ahora se (re)construye por vía penal.

Desde el punto legal, y mira que estudié poco Derecho, el proceso incoado por el rey Baltasar es una sandez a todas luces.

Yo sigo esperando a que Garzón siente en el banquillo a Dios, que si existe está vivo, por "los genocidios de Sodoma y Gomorra".

Aurora Ferrer dijo...

ajjajajaja "no a todo" me ha gustado lo de somorra y gomorra :P. Tu dale el email de Dios al "rey Baltasar" y ya tá :P, en dos días está en el banquillo... este hombre en lugar de juez debería haber sido entrenador de algún equipo de fútbol, le gusta más un banquillo que un tonto un lápiz (y que las cámaras estén tras ellos claro)