Rosa Díez logra su escaño por Madrid y consolida la continuidad de UPyD

(Foto: Aurora García Pérez, Rosa Díez y Fernando Savater en el hotel Villa Real. Fuente: www.elpais.com)

Fuente: ABC, 10/03/2007 MADRID. Blanca Torquemada. Humo de tabaco, intenso calor y ambiente serenamente satisfecho. Los simpatizantes de UPyD (de todas las edades y con pinta de leídos) arroparon anoche a la líder con gritos de «¡Eso, eso, eso, Rosa al Congreso!». Ella les respondió espoleada por sus más de trescientos mil votos en toda España: «¡Nacimos hace seis meses y somos la quinta fuerza política!». Logro corroborado tras el recuento definitivo, al adelantar por un puñado de votos al PNV. Objetivo, pues, más que cumplido. La diputada electa no paraba de recibir felicitaciones y de atender a los medios de comunicación. En sus primeras palabras a la concurrencia, fue enérgica y expresiva: reivindicó a UPyD como garante de esa «tercera España» que reclama los grandes consensos nacionales y, al tiempo, asumió la obligación de «trabajar por la igualdad de los ciudadanos». A primera hora de la noche no había habido brindis espirituosos. El «momento encuestas» lo bañó la plana mayor de UPyD sólo con agua mineral, a la espera de los primeros resultados oficiales. Rosa Díez, «en capilla» junto a Mikel Buesa y Álvaro Pombo en una habitación del hotel Villa Real de Madrid (junto al Congreso de los Diputados, todo un augurio), antes de bajar al salón de la rueda de prensa. Poco después llegaron Carlos Martínez Gorriarán y Fernando Savater. Sonrisas y buenas vibraciones luego refrendadas por los hechos. Porque era muy difícil, pero se logró: UPyD ha roto el muro. Ayer se confirmó ese «mar de fondo» que se había detectado en las últimas oleadas de encuestas y Rosa Díez ya es diputada, cargo público que nunca había desempeñado en su dilatada carrera política. Una victoria no sólo simbólica o moral: entrar en las Cortes es un visado de futuro para una formación «con vocación nacional sin complejos» que enarbola el regeneracionismo institucional y que ha dado un lugar preferente en su discurso a la necesidad de limitar el excesivo peso de los nacionalismos en la vida pública española. Como demostró anoche la comparación sangrante entre UPyD y el PNV: prácticamente los mismos votos suponen un escaño para los de Rosa Díez y seis para los nacionalistas vascos. La cabeza de la lista por Madrid no pudo votarse a sí misma por estar empadronada en Vizcaya, de modo que, tras ejercer el derecho de sufragio en su colegio electoral de Sodupe, se desplazó a la capital para vivir la noche electoral en el cuartel general de UPyD. A los miembros y simpatizantes del partido les aguardaba una velada intensa, pletórica, pero sin euforias porque, una vez asegurado el primer escaño (dato que se tuvo, por cierto, casi desde primera hora) las expectativas estaban cubiertas. Además, en contra de las especulaciones previas, el acta parlamentaria de Díez no ha ido en detrimento de los resultados del PP. La peculiar campaña «callejera» de Unión, Progreso y Democracia ha estado marcada por el empuje y el trabajo «gratis et amore» de sus militantes, que han intentado suplir con su esfuerzo la falta de medios, después de que los Bancos negaran la concesión de créditos al nuevo partido. Así, ya en sus primeras elecciones han logrado quebrar las inercias del «establishment» bipartidista, pese a que los promotores de UPyD han insistido en que la suya no es una apuesta a corto plazo ni supeditada a los resultados de estos comicios. A la hora de analizar la victoria de Zapatero, Mikel Buesa, el número dos por Madrid que se ha quedado «en puertas», estimaba que el PP «se ha resentido por abandonar progresivamente el discurso de la reforma constitucional y del modelo de Estado para insistir en el económico». ya lo dijimos... ya estamos ahí. Ahora a luchar por el cambio.

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